Corrupción en la Universidad /El Faro de Murcia, 23 de octubre de 2006

Francisco Muro de Iscar 

No es noticia decir que la Universidad española atraviesa por uno de los peores momentos de su historia. Sin peso en la sociedad, sin relevancia como institución, incluso sin buscar realmente su lugar en la nueva realidad. No es que no haya personas brillantes en la Universidad, catedráticos sabios que enseñan con rigor y vocación, investigadores de primer nivel. Los hay. Es la institución la que falla. Lo acaba de denunciar en Madrid el II Congreso sobre la Corrupción en la Universidad pública española. Que tenga que celebrarse un congreso sobre la corrupción en la Universidad pública ya indica algo grave. Pero es que en este Congreso se ha hecho público un informe del Consejo Superior de Investigaciones Científicas que revela lo que todos saben dentro y fuera de la Universidad: el 70 por ciento de las oposiciones las gana un candidato que concurre en solitario.

En el 96 por ciento de los casos, además, se trata de un profesor que ya trabaja en el departamento que saca a concurso la plaza. En Estados Unidos, el 93 por ciento de las plazas las ganan candidatos externos; en Inglaterra, el 83 por ciento y en Francia, 'sólo' el 50 por ciento. Este escándalo de endogamia -ellos se lo guisan, ellos se lo comen- se une a la creación de universidades en todas las ciudades españolas. Esas Universidades de 'todo a cien' no sólo están atravesando problemas porque faltan alumnos, sino que tienen un profesorado, en muchos casos, también de 'todo a cien', perdón, de 'todo a un euro'. Universidades que pagamos los contribuyentes, con estudiantes con una tasa de fracaso seguramente en torno al 50 por ciento, a los que no se les exige ni siquiera aprobar en un plazo 'razonable' para seguir beneficiándose de esa enseñanza becada. Todos los estudiantes que acuden a la Universidad pública pagan apenas la décima parte, aproximadamente, de lo que cuesta lo que reciben, aunque sea malo. La gratuidad de la enseñanza pública universitaria es para muchos políticos el no va más de la socialización. Pero, en realidad, esconde simplemente demagogia.

Cuando lleguen las próximas elecciones autonómicas o generales, además de todo, les van a ofrecer a los jóvenes más becas, transporte gratis, ayudas para comprar ordenadores y, pronto, un sueldo fijo. Aunque no den un palo al agua.

Una Universidad que no funciona y unos estudiantes que fracasan porque, además, no estudian o no van a clase no es lo mejor para conseguir una sociedad de la excelencia. Pero como eso no le importa de verdad a casi nadie, la corrupción sigue campando por las aulas universitarias y todo el que no es un héroe acaba tirando la toalla y apuntándose al 'orden establecido'.